Doña María del Carmen subió por las escaleras del edificio para dirigirse a su domicilio. Cuando en uno de los tramos de las escaleras perdió el equilibrio y se precipitó hacia atrás bruscamente. No tuvo posibilidad de asirse a la barandilla, ya que había sido retirada durante la ejecución de una obra que se estaba realizando. Dicha obra, era consecuencia de la adquisición de nuevos propietarios, los cuales bajo la custodia de la Promotora P eran autorizados para realizar reformas tanto en sus viviendas como en las zonas comunes. Tras varios intentos de llegar a un acuerdo amistoso, sin resultados se procedió a reclamar la cantidad indemnizatorias por los daños y perjuicios provocados, tanto a la comunidad de propietarios, a la empresa promotora, al arquitecto de la obra y a la empresa de construcciones encargada de realizarla. 

El cliente es la Comunidad de Propietarios. Su objetivo es no proceder al pago de la cantidad indemnizatoria exigida por Doña María del Carmen, ya que no ejercen la acción causante por el daño producido por la defectuosa e irresponsable ejecución de las obras realizadas en el edificio. Por tanto, dicha Comunidad no es responsable del accidente y solicita que se le absuelva totalmente de las pretensiones esgrimidas en contrario.

La estrategia del abogado es demostrar que no existe responsabilidad por parte de la Comunidad de Propietarios, ya que las obras ejecutadas en zonas comunes las asumía la Promotora P, original propietaria del total del inmueble que dividió y enajenó a terceros. Además, consta en los Libros de la Comunidad la inexistencia de acuerdos para ejecutar las obras.